jueves, 25 de abril de 2013

¡Ay mi niña, que bien que canta!


La música llegó a su vida con una pasantía no paga para el departamento de Márketing Estratégico. Desde entonces hasta el día de hoy trabaja para Sony Music Brasil, con la diferencia de que ya no es un empleado más, sino el que emplea.  Alexandre Schiavo, presidente de la compañía más grande de Brasil, nos cuenta como la música pudo cambiar su vida.

¿Cómo fue que llegaste a Sony Music?
Siempre tuve ganas de hacer marketing. Una compañera de la universidad me comentó que había un puesto en Sony Music Brasil para hacer una pasantía no paga. En ese momento, meterse con la música era lo mismo que bajar de categoría. Pero me encantó y sin dudar empecé a trabajar de inmediato. Eso fue hace ya 20 años.

¿Anteriormente habías estado ligado a la música?
No, escuchaba música sin mucho compromiso. No era el fan loco que compra cds. Recuerdo que el primer disco que compré era de música hecha con sintetizadores. Pero entrar en Sony Music fue una oportunidad para trabajar en esa área.

¿Cuáles son tus mayores desafíos siendo la cabeza de semejante compañía?
Brasil está en un momento económico muy importante y todas las compañías tienen los ojos puestos en él, sobre todo con el Mundial. Esto hace que las empresas locales se exijan más. Es un gran desafío, pero yo me lo tomo con tranquilidad. Tengo una experiencia de 21 años, a Brasil lo conozco muy bien, tengo un equipo fuerte y, junto a la trayectoria de nuestra compañía, hacen que muchos artistas quieran trabajar con nosotros.

Ya has trabajado con grandes de la música como Ricky Martin, Chayanne y Vanessa Da Mata. ¿Con qué músicos te gustaría trabajar alguna vez?
Yo me siento muy realizado en este momento, trabajando por ejemplo, con grandes artistas como Roberto Carlos, que a sus 70 años sigue sacando discos. Tenemos además, el mercado de desarrollo en Brasil para artistas internacionales como Adele, Beyonce y Aerosmith. Pero, si hay algo que me encanta es encontrar a uno nuevo.



"Uno puede prepararse, pero en la música hay una cuestión muy excepcional: el talento".




¿Fue lo que te llevó a aceptar ser jurado de Operación Triunfo?
Para mí fue una forma de volver a la televisión, lo que me es muy gratificante. Pero lo cierto es que Afo Verde, un amigo mío que trabajó en la compañía y con el que mantengo una gran relación, me llamó para comentarme una idea. Había estado conversando con Gustavo Yankelevich y Víctor González. Estaban planeando hacer un programa en Argentina y querían participe. Después de dos meses, me llamó para decirme que ya estaban los pasajes para empezar a hacer la grabación. Le pregunté cuáles eran las fechas y nunca más lo discutimos.

En este año, los programas musicales resurgieron en todas partes del mundo. ¿Por qué crees que se da este fenómeno?
Es un fenómeno natural. A la gente le encanta escuchar hablar de los sueños, del talento,  pero también del fracaso y sufrimiento. Y con un programa en vivo como lo fue OT, uno puede ver este tipo de cosas.

Como ex jurado, ¿qué debe tener un artista para lograr el éxito?
Uno puede prepararse, pero en la música hay una cuestión muy excepcional: el talento. Es necesario tener una voz especial, prepararla y saber transmitir a través de la música, la emoción y la pasión que representa.

En OT te tildaron como el malo del jurado. En la vida real, ¿Alex es igual?
¡Yo soy muy bueno, no soy malo para nada! (risas) Para mí es un papel gracioso. Hace 10 años hice un programa similar. La experiencia hizo que dejara las emociones de lado y sea más directo. Hay un punto en el que uno se tiene que poner en el papel de decir la verdad. Si me enfrento a una chica interpretando una canción de Whitney Huston que es imposible para su voz, pienso que alguien le tiene que decir que esa no es una canción para ella o que no canta bien. Sus padres siempre le van a decir “¡ay mi niña, que bien que canta!”. Estamos en un mundo real y nosotros tuvimos la responsabilidad de elegir a las mejores. No es solo una cara linda, o un cuerpo bonito, deben tener talento.

¿Te gustaría seguir trabajando en la Argentina?
Sí. Además, las mujeres argentinas son muy lindas y muy graciosas. Pero me di cuenta en este tiempo que son muy difíciles porque siempre quieren casamiento (risas). Siempre me consideré una persona del mundo, no me anclo nunca a nada, no tengo apego por las cosas. Y eso es lo que, para mí, atrae las oportunidades. Así que el tiempo dirá.

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